Sensō-ji, el templo más importante de Tokio

Hoy en día los japoneses poseen dos religiones, el sintoísmo y el budismo. Ambas toman una enorme importancia desde tiempos antiguos, inclusive, hasta que hoy en día se logran sentir estas influencias dentro de la sociedad y de muchos otros aspectos que la rodean.

Durante las épocas antiguas, era común que en las aldeas o villas se construyeran altares para rendirle culto a las respectivas deidades, ya que se creía y hasta la fecha se sigue creyendo, que nos siguen observando, cuidando e inclusive, otorgándonos buenas fortunas. El caso del Sensō-ji es todo lo contrario; no se construyó un altar antes, sino después.

El Sensō-ji es el templo más grande de todo Tokio, de manera nacional e internacional, ya que posee atractivos turísticos no solamente en cuanto a temas religiosos, sino que es un enorme atractivo para todos aquellos aficionados en la arquitectura, puesto que este posee una pagoda de 5 pisos y adyacente al templo descansa el santuario sintoísta de Asakusa y el famoso Nakamise-dori (calle con venta de artículos tradicionales) y para recibirte se tiene al Kaminarimon (雷門) o traducido al español “la reja del trueno”.

Historia del templo a lo largo de los años

La historia del templo inicia en el año 628, en donde dos pescadores con los nombres de  Hinokuma Hamanari e Hinokuma Takenari, encontraron una estatua en el Río Sumida y decidieron llevarla al jefe de su aldea. Al llegar con el jefe, este logró reconocer que la estatua era la de la buda Kannon Bosatsu, el cual hoy en día se le conoce como “la buda de la misericordia”.

Tras la llegada de la estatua, el jefe de la aldea comenzó a construir un pequeño altar dentro de su hogar, lo que con el paso del tiempo su hogar se convirtió en un templo para todo aquella persona que deseaba visitar la estatua.

El tiempo pasó y en el año 645 se levantó el primer templo dedicado a esta estatua, todo fue bajo el mandato del clan Tokugawa en donde el shogun, Tokugawa Ieyasu, rápidamente designó el templo de Sensō-ji como el templo tutelar de su clan y con esto todo el clan pasó a venerar a las deidades de este templo.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el templo sufrió un ataque el día 10 de marzo por parte de Estados Unidos, el templo quedó en ruinas, pero después de la guerra fue reconstruido y su reconstrucción le dio otro significado, el cual hoy en día prevalece; reencarnación y paz.

Un recorrido por el templo

El templo reside en la ciudad de Tokio, en la sección de Taito, en el distrito de Asakusa.

Cuando se visita el templo, usualmente la gente llega por la entrada principal, la cual es la reja del trueno, kaminarimon.

Esta reja está teñida de rojo con acabados de metal, a los lados se sitúan dos estatuas, la estatua a la izquierda es del dios de los truenos llamado Raijin y la estatua a la derecha es del dios del viento, llamado Fujin. Por el centro de la reja se encuentra una lámpara chouchin gigante con el kanji de trueno.

Al pasar por la reja nos recibe la famosa Nakamichi-dori, una calle aproximadamente de 200 metros con más de 85 tiendas con objetos tradicionales o venta de comida y bocadillos tradicionales.

La historia de esta calle nace en cuanto a la necesidad de la población para estimular su economía durante el siglo XVIII, el gobierno llegó a un acuerdo con la población y se les otorgó el permiso de poner puestos en esta calle.

Al pasar las tiendas y antes de que el templo nos reciba, se encuentra una segunda puerta, o puerta intermediaria, la cual es de dos pisos y posee un acabado similar al de la reja kaminarimon. A esta puerta se le llama Hōzōmon (宝蔵門), la cual significa “la reja de los tesoros” dado que aquí se guardan muchos de los tesoros del templo.

A la izquierda de esta reja se puede apreciar una pagoda de 5 pisos, la cual funge como el templo sintoísta de Asakusa. Pero si seguimos caminando por la vereda, logramos situarnos frente al actual Sensō-ji, pero antes de entrar al templo, podemos ver los populares omikuji los cuales son papeles que podemos comprar por 100 yenes (1 USD) los cuales dictan nuestra suerte y el dinero con el que compramos el omikuji el templo lo toma y lo usa para mantenimiento.

Al subir las escaleras nos encontraremos con la sala principal del templo vestida del típico rojo, llena de adornos con un estilo muy tradicional y también es en donde podemos observar el enorme altar y dar nuestras gracias a los dioses dentro del templo.

Dentro de este mismo lugar se puede comprar los famosos omiyage o omamori, los cuales son los tradicionales recuerdos japoneses que también funcionan como amuletos de la buena suerte.

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