Ubicada en el corazón de Japón, la prefectura de Gifu (岐阜市) es un destino que combina naturaleza imponente, legado histórico y cultura artesanal. Gifu ofrece al viajero una experiencia auténtica donde los paisajes montañosos, los ríos cristalinos y las tradiciones centenarias se entrelazan de manera única.
En un articulo anterior conocimos sobre el Gujō Odori, un festival típico de Gifu, por eso en el siguiente artículo exploraremos más de esta prefectura poco conocida de Japón.
Historia
La historia de Gifu está marcada por su importancia estratégica. En el período Sengoku (siglos XV–XVI), fue el escenario de grandes batallas y rivalidades entre señores feudales. Uno de los personajes más influyentes fue Oda Nobunaga, quien convirtió el castillo de Gifu en su bastión durante la unificación de Japón. Desde allí, impulsó un florecimiento cultural y económico que atrajo comerciantes, artesanos y eruditos.

El nombre mismo de “Gifu” fue elegido por Nobunaga, inspirado en el Monte Qishan en China, símbolo de renovación y poder. Hoy, las ruinas del Castillo de Gifu y su museo permiten revivir esa época de guerreros y estrategias militares. Subir al monte Kinka, donde se alza la reconstrucción del castillo, ofrece una lección de historia, y una vista panorámica de la ciudad y del río Nagara.
Paisajes
Más allá de su pasado bélico, Gifu es reconocida por su entorno natural. El río Nagara, famoso por la pureza de sus aguas, es protagonista de una tradición de más de 1.300 años: la pesca con cormoranes (ukai oうかい ). Durante las noches de verano, barqueros vestidos con atuendos tradicionales guían a estas aves entrenadas para capturar peces. El espectáculo, iluminado por antorchas, es una de las experiencias más memorables que ofrece la prefectura.

En el norte, las montañas de Hida esconden paisajes que cambian con las estaciones: desde los cerezos en primavera hasta las nieves intensas en invierno. La región también alberga pueblos históricos como Shirakawa-go, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sus casas gassho-zukuri (合掌造り), con techos de paja inclinados, muestran una arquitectura adaptada al clima riguroso y transmiten la vida rural de generaciones pasadas.

Cultura local
Gifu se ha consolidado como un centro de artes tradicionales. La ciudad de Mino, por ejemplo, es célebre por su papel japonés (Mino Washi) (美濃和紙), reconocido por la UNESCO como patrimonio cultural intangible. Este papel, ligero y resistente, ha sido utilizado durante siglos en biombos, linternas y obras de arte.

La región también es conocida por la cerámica de Toki y Tajimi, que forma parte de la tradición de la cerámica de Mino. Talleres y museos permiten a los visitantes descubrir las técnicas empleadas y participar en experiencias prácticas. Además, la elaboración de cuchillos en Seki, considerada la capital japonesa de la cuchillería, refleja un legado de más de 700 años en la forja de acero.
Experiencias para el viajero
Quien recorra Gifu encontrará una amplia gama de experiencias. En Takayama, el casco antiguo conserva calles de madera que evocan la era Edo, con destilerías de sake y pequeños comercios. El Festival de Takayama, celebrado en primavera y otoño, es uno de los más hermosos de Japón, con carrozas talladas y decoradas con minuciosidad.

El visitante puede también disfrutar de baños termales en Gero Onsen, considerado uno de los tres mejores balnearios de Japón. Sus aguas sulfurosas son conocidas por sus beneficios para la piel, y la localidad conserva un ambiente relajado ideal para descansar tras una jornada de exploración.

Durante el invierno, las montañas ofrecen estaciones de esquí con paisajes nevados que rivalizan con los destinos más conocidos del país, mientras que en verano, las rutas de senderismo invitan a recorrer valles, bosques y pueblos escondidos.
Cómo llegar y recomendaciones prácticas
Gifu se encuentra bien conectada con el resto del país gracias al tren bala (Shinkansen). Desde Nagoya, la capital de la prefectura vecina de Aichi, se llega en menos de 30 minutos. Esto la convierte en una excursión accesible para quienes viajan por la región de Chubu.
La mejor época para visitar depende de los intereses del viajero: primavera y otoño destacan por los festivales y el clima agradable; verano es ideal para presenciar la pesca con cormoranes; invierno revela la belleza de Shirakawa-go bajo la nieve.
Gifu es, en esencia, un lugar donde la historia de los samuráis convive con la calma de los ríos y la creatividad de los artesanos. Es una puerta para comprender cómo Japón conserva sus raíces mientras se abre al mundo. Y a la vez es un destino ideal para el viajero que busca diversidad en un mismo lugar.
