El sumo japonés no es solo un deporte: es una manifestación viva de la historia, la religión y la identidad del país. Cada año, Japón vibra con los Honbasho (本場所), los seis torneos oficiales de sumo profesional, donde los luchadores más poderosos del país —los rikishi— se enfrentan en combates llenos de ritual, fuerza y respeto.
Durante más de dos siglos, estos torneos han sido el corazón del sumo profesional japonés, y cada edición revive la conexión espiritual entre los hombres, los dioses y la tierra del dohyo.
Orígenes del Honbasho: de ritual sagrado a deporte nacional
El sumo tiene más de 1.500 años de historia. En sus comienzos fue un ritual sintoísta celebrado para honrar a los kami (dioses) y pedir abundantes cosechas. Con el tiempo, los combates se integraron en la corte imperial y se convirtieron en un símbolo de fuerza y prosperidad.
Durante el período Edo (1603–1868), el sumo se profesionalizó: nacieron las primeras reglas oficiales, los rangos jerárquicos y los torneos públicos. Fue entonces cuando surgió el sistema de Honbasho, que hoy marca el calendario sagrado del sumo japonés.
El calendario anual del sumo profesional japonés
Cada año se celebran seis torneos Honbasho, de quince días de duración cada uno. Los luchadores combaten una vez al día, y su desempeño determina su ascenso o descenso en el banzuke (clasificación oficial).
| Mes | Ciudad | Lugar | Nombre del torneo |
| Enero | Tokio | Ryōgoku Kokugikan | Hatsu Basho (Torneo de Año Nuevo) |
| Marzo | Osaka | Edion Arena Osaka | Haru Basho (Torneo de Primavera) |
| Mayo | Tokio | Ryōgoku Kokugikan | Natsu Basho (Torneo de Verano) |
| Julio | Nagoya | Aichi Prefectural Gymnasium | Nagoya Basho |
| Septiembre | Tokio | Ryōgoku Kokugikan | Aki Basho (Torneo de Otoño) |
| Noviembre | Fukuoka | Kokusai Center | Kyūshū Basho |
Tres de los torneos se celebran en Tokio, la capital espiritual del sumo, mientras que los otros tres recorren el país llevando consigo siglos de tradición.
El ritual detrás de cada combate
Cada combate de sumo japonés es un ritual que mezcla religión, respeto y fuerza. Antes de luchar, los rikishi lanzan sal para purificar el dohyo, realizan pisadas ceremoniales (shiko) para espantar a los malos espíritus y beben agua sagrada para purificar el alma.

El árbitro, o gyōji, viste ropas inspiradas en los antiguos samuráis y sostiene un abanico (gunbai) que representa la autoridad divina. Todo el proceso, desde el saludo inicial hasta el anuncio del vencedor, es una danza de precisión que mantiene vivo el espíritu del Japón feudal.
El camino del rikishi: disciplina, respeto y perfección
La vida de un rikishi está regida por una disciplina extrema. Viven en las heya (escuelas de sumo), donde entrenan, comen y duermen siguiendo estrictas jerarquías. El ascenso de rango depende tanto de las victorias como de la actitud y la conducta dentro y fuera del dohyo.
Convertirse en yokozuna, el rango más alto, implica más que fuerza: exige dignidad, autocontrol y un profundo sentido del honor. Es el ideal japonés de equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu.
El Honbasho en la actualidad: tradición viva del Japón moderno
A pesar del paso del tiempo, los torneos Honbasho siguen siendo una parte esencial de la cultura japonesa. Los estadios se llenan, los medios nacionales los retransmiten en directo y miles de turistas extranjeros acuden para presenciar uno de los espectáculos más antiguos del mundo.
Cada vez que un yokozuna pisa el dohyo, acompañado por los tambores taiko y el silencio reverente del público, el pasado y el presente se funden en un solo instante.
Conclusión: seis torneos, una sola tradición japonesa
El Honbasho no es simplemente el calendario del sumo: es una celebración viva de la cultura japonesa tradicional, donde se unen historia, espiritualidad y fuerza. Seis veces al año, Japón recuerda que el verdadero combate no consiste en vencer al otro, sino en vencerse a uno mismo.
