En Japón, el verano no solo se vive con calor, yukatas y festivales tradicionales, sino también con un espectáculo que ilumina los cielos y emociona a millones de personas: el Hanabi (花火), o fuegos artificiales.
En el siguiente artículo conoceremos que es el Hanabi y el porqué esta es una de las tradiciones más importantes en agosto, que mezcla arte, comunidad y espiritualidad.
Origen
La palabra hanabi (花火) significa literalmente “fuego de flores”, un nombre poético que refleja la belleza efímera de las explosiones en el cielo. Los primeros registros de fuegos artificiales en Japón se remontan al siglo XVII, durante el período Edo, provenientes originalmente de China. Con el tiempo, pasaron de ser algo exótico a una parte esencial de las celebraciones veraniegas.

Históricamente, algunos de los primeros festivales de Hanabi tenían un sentido espiritual. A veces, se organizaban para apaciguar a los espíritus durante épocas de hambrunas o epidemias.
Sin embargo, con los siglos, la dimensión espiritual dio paso a un carácter más festivo, aunque todavía hoy los japoneses asocian los fuegos artificiales con la fragilidad y la belleza transitoria de la vida, o conocido como mono no aware (la sensibilidad hacia lo efímero).
Tipos de Hanabi
Agosto es el mes estelar de los festivales de fuegos artificiales. En este periodo, los estudiantes disfrutan de sus vacaciones de verano y las familias suelen reunirse para el Obón.
Entre los festivales más famosos se encuentran:
- Nagaoka Matsuri (Niigata): celebrado a inicios de agosto, presenta miles de fuegos que iluminan el río Shinano.
- Kumano (Wakayama): Se realiza el 17 de agosto, con fuegos artificiales lanzados desde dos barcos en la playa, creando una atmósfera marítima única.
- Omagari Hanabi (Akita): Se realiza el 30 de agosto de 2025, considerado una competencia nacional de fuegos artificiales.
- Fuegos artificiales de la bahía de Tokio: congregan a millones de personas en el corazón de la capital, con un ambiente festivo y urbano inigualable.

Cada región tiene su propio estilo y orgullo local, y muchos japoneses viajan kilómetros solo para presenciar un espectáculo en particular.
Tradiciones durante el Hanabi
Asistir a un festival de fuegos artificiales en Japón es vivir una experiencia multisensorial que va más allá de mirar al cielo. Desde la tarde, las calles y parques cercanos al lugar del evento se llenan de puestos de comida callejera (yatai), que ofrecen clásicos como yakisoba, takoyaki, taiyaki y el refrescante kakigōri (hielo raspado con jarabe).

El público acude vestido con yukata, un kimono ligero de algodón, lo que refuerza el ambiente veraniego y tradicional. Familias enteras, grupos de amigos y parejas llegan con mantas o esterillas para reservar un buen lugar horas antes de que comience el espectáculo.

El arte detrás de las explosiones
A diferencia de otros países, en Japón los fuegos artificiales no se limitan a finales de fiestas nacionales. Aquí son un arte en sí mismo. Los pirotécnicos japoneses experimentan constantemente con nuevas formas, colores y efectos, creando explosiones que parecen flores, abanicos, corazones e incluso personajes populares.

La precisión y la belleza de los diseños reflejan el nivel de perfección que caracteriza a muchas artes japonesas tradicionales. Para los artesanos que producen los fuegos artificiales, cada espectáculo es también una oportunidad de mostrar su maestría y mantener viva una tradición que combina innovación con respeto por el pasado.
Un momento de reflexión
El Hanabi es un momento de comunidad y reflexión. Durante unos minutos, miles de personas levantan la vista al cielo al mismo tiempo, compartiendo la misma emoción. En ese instante, el calor del verano se olvida y solo queda el brillo en el cielo, acompañado de exclamaciones de asombro.
En cierto sentido, los fuegos artificiales de Japón representan lo mismo que los cerezos en flor de la primavera: una belleza que aparece, deslumbra y desaparece rápidamente, recordándonos la naturaleza transitoria de la vida.
Les compartimos un video corto del Hanabi celebrado hace unos años en Nagaoka. Recordemos que más allá de los colores en el cielo, asistir a uno de estos festivales es sumergirse en el alma del verano japonés.
