En el corazón de la prefectura de Gifu, rodeada de montañas verdes y atravesada por ríos cristalinos, se encuentra la ciudad de Gujō Hachiman, famosa por su encanto tradicional y por acoger uno de los eventos culturales más emblemáticos del país: el Gujō Odori. Este festival de baile en Japón no solo es uno de los más antiguos, sino también uno de los más largos, con más de 30 noches de celebración durante el verano.

Anteriormente, hubo un artículo sobre el Awa Odori, continuando con los festivales, el día de hoy conoceremos acerca del Gujō Odori, y por qué es uno de los festivales más típicos de la prefectura de Gifu.

Historia

El Gujō Odori nació en el periodo Edo (siglo XVII) como una iniciativa para unir a la comunidad sin importar la clase social. A diferencia de otros eventos formales, este baile estaba abierto a campesinos, comerciantes, artesanos y samuráis por igual. La leyenda cuenta que el señor feudal de Gujō Hachiman lo instauró para fomentar la convivencia y ofrecer un respiro después de las duras labores agrícolas.

Desde entonces, la tradición se ha transmitido de generación en generación, conservando tanto la música como los pasos originales. Es una de esas tradiciones japonesas que han resistido el paso del tiempo gracias a su carácter participativo y festivo.

Un festival que baila hasta el amanecer

La mayor particularidad del Gujō Odori es su duración. Comienza a mediados de julio y se extiende hasta principios de septiembre, con noches de baile continuo. El punto culminante son las Tetsuya Odori —o “noches en vela”—, que se celebran durante la festividad de Obon, cuando se cree que los espíritus de los ancestros regresan para visitar a sus familias.

En esas fechas, la música comienza al caer la tarde y se prolonga hasta el amanecer. El sonido de tambores, taiko, flautas, shinobue y cantos tradicionales llena las calles, mientras cientos de personas giran en círculos repitiendo pasos que forman parte de la identidad cultural japonesa.

Baile abierto para todos

Uno de los grandes atractivos del Gujō Odori es que cualquiera puede participar. No es necesario tener experiencia previa ni un vestuario específico, aunque muchos optan por el traje tradicional.

Existen diez danzas oficiales, cada una con su canción y estilo. Entre las más conocidas están:

• Kawasaki: movimientos fluidos que imitan el curso del río.
• Harukoma: pasos enérgicos que evocan el trote de un caballo.

Gracias a la repetición, incluso los visitantes que llegan por primera vez pueden aprender el baile sobre la marcha.

Yukata, geta y el encanto del sonido

Si bien no es obligatorio, vestir yukata (kimono de verano) y geta (sandalias de madera) es parte de la experiencia. El característico “clac-clac” de las geta al golpear el suelo se mezcla con la percusión y añade un toque sonoro único.

En Gujō Hachiman, muchas tiendas y puestos alquilan estos atuendos, lo que permite a turistas y locales sumergirse en el ambiente tradicional.

Un lazo entre generaciones

El Gujō Odori es un vínculo que une a toda la comunidad. Familias enteras participan juntas, desde ancianos que recuerdan los bailes de su infancia hasta niños que aprenden los pasos mirando a sus padres. Este legado vivo fortalece la identidad local y refuerza la conexión con el pasado.

Incluso personas que han emigrado regresan cada verano para bailar, y turistas de todo Japón y del extranjero se suman a la celebración. Así, el festival se convierte en un puente cultural entre generaciones y nacionalidades.

Turismo cultural y proyección internacional

Hoy en día, el Gujō Odori es un atractivo turístico de primer nivel para quienes buscan vivir tradiciones japonesas auténticas. Les dejamos un video corto de la Gujo Dance o Danza Gujo para que conozcan un poco más de cerca la esencia del Gujō Odori.

Cada año, miles de visitantes llegan a Gujō Hachiman para bailar bajo las estrellas, sumergirse en la música y descubrir la esencia del Obon. El festival demuestra que, incluso en la era digital, hay celebraciones que mantienen vivo el espíritu de unión y alegría que inspiró a sus creadores hace más de cuatro siglos.