Cada mayo, durante un fin de semana de mayo, el barrio de Asakusa, en Tokio, se convierte en un mosaico de espiritualidad, energía colectiva y orgullo histórico. El Sanja Matsuri, uno de los festivales más grandes y representativos de Japón, atrae a millones de visitantes con su impresionante despliegue de santuarios portátiles (mikoshi), trajes tradicionales y una devoción palpable que trasciende el tiempo

Más allá de su carácter festivo, este evento es una poderosa expresión de identidad cultural que conecta a la Tokio moderna con sus raíces en el antiguo Edo.

Historia

El Sanja Matsuri significa «Festival de los Tres Santuarios», y honra a los tres hombres que, según la leyenda, fundaron el templo Sensō-ji en el siglo VII: Hinokuma Hamanari, Hinokuma Takenari y Hajino Nakatomo.

Ellos son venerados como deidades en el Santuario Asakusa, situado junto al célebre templo budista. La coexistencia del santuario sintoísta y el templo budista refleja la fusión histórica entre ambas religiones en Japón.

Aunque el festival actual tiene raíces que se remontan al periodo Edo (1603–1868), su espíritu ha perdurado por siglos como una celebración de la fe popular, el agradecimiento y la protección espiritual para los habitantes del barrio.

El alma del festival: los mikoshi

El elemento central del Sanja Matsuri son los mikoshi, santuarios portátiles que albergan temporalmente a las deidades. Durante el festival, tres mikoshi principales del Santuario Asakusa son llevados en hombros por los residentes locales en una procesión caótica y vibrante. El acto de sacudirlos violentamente —una imagen icónica del festival— tiene como propósito animar a las deidades y bendecir el vecindario.

Cada uno de los mikoshi pesa más de una tonelada y requiere decenas de personas para ser transportado. El esfuerzo físico, la coordinación y la pasión de los portadores simbolizan la fuerza comunitaria de los distintos barrios (chōnaikai) de Asakusa. Esta participación no es solo un acto religioso, sino también un motivo de orgullo local y pertenencia.

Significado Cultural

El Sanja Matsuri representa una forma viva de cohesión social. Las familias y asociaciones locales se preparan durante meses para el evento, confeccionando trajes, ensayando danzas y organizando turnos para portar los mikoshi.

Esta participación activa fortalece el sentido de identidad colectiva y preserva costumbres que han resistido guerras, terremotos y transformaciones urbanas.

También, los visitantes pueden disfrutar de una gran variedad de puestos de comida callejera, juegos tradicionales, y espectáculos de danza y teatro.

La estética del antiguo Edo

El Sanja Matsuri también es una ventana al pasado. Los participantes visten happi (abrigos tradicionales), fundoshi (taparrabos típicos) y tabi (calcetines divididos), elementos visuales que remiten al Japón del periodo Edo.

Las calles se llenan de sonidos de tambores, taiko, flautas shinobue y cánticos enérgicos que evocan una época en la que Asakusa era uno de los principales centros de entretenimiento y cultura popular.

Preservando la Tradición en el Siglo XXI

A pesar de los cambios sociales y urbanos, el Sanja Matsuri ha sabido adaptarse sin perder su esencia. En los últimos años, se han implementado medidas para preservar la seguridad del evento y fomentar la participación respetuosa de los visitantes internacionales.

Para los visitantes, el Sanja Matsuri es una inmersión total en la energía espiritual y comunitaria del Japón profundo. Les dejamos un video corto para que se animen a conocer más de esta festividad.

En una ciudad como Tokio, donde la modernidad y la velocidad son norma, el Sanja Matsuri ofrece un respiro ancestral: un recordatorio de que la identidad cultural no solo se hereda, sino que se celebra activamente, año tras año, con el latido firme de tambores y corazones sincronizados.